El hotel es precioso, bien restaurado, decorado e iluminado. Nuestra habitación incómoda: camas de 0'90 y muy pequeña (sin casi espacio para pasar entre las camas). Estuvimos 2 noches: viernes y sábado. El viernes pasamos frío, pues la calefacción no estaba puesta. El sábado, que el hotel tenía ocupación completa, pusieron la calefacción y no pasamos frío. El sábado por la noche bajamos al restaurante sobre las 21.00 horas y nos indicaron que el comedor estaba completo (viendo nosotros mesas libres) preguntamos si podíamos tomar algo en una mesa que hay en el bar y nos indicaron que no, ahí no sirven cenas. Tampoco nos dieron opción de volver más tarde, eran las 21.00 horas! las explicaciones fueron nulas, parcas y secas.
La recepción casi nunca estaba abierta, con lo que era difícil comunicarse con el personal
La restauración que hay en el pueblo es bastante mala: comida basura: hamburguesas, sandwiches y frituras, para ser Asturias y lo bien que se suele comer, nos decepcionó bastante.